Primer
muestreo. 26 Abril a las 9:21
Un ejemplar entra en mi campo de visión a unos cuarenta
metros de altura rumbo noroeste sureste. Al llegar a la altura del edificio
alto blanco comentado ayer ha dado una vuelta en espiral sobrevolándolo. Solo
una porque en ese momento ha aparecido con el mismo rumbo otro ejemplar y
ambos, uno detrás de otro, se han dirigido precisamente hacia la zona de los
antiguos escolapios mientras perdían altura. Se confirma pues la posible
zona de anidamiento en esa zona.
Contando pájaros. Voluntariado organizado por la SEO-Birdlife para realizar este fin de semana un censo de cernícalo vulgar en la ciudad.
Acompañado
de su padre, un niño de unos seis o siete años recorre con su patinete la acera
del otro lado de la calle. Parece inseguro, parece contento. Su padre también.
Vacilante traza curvas cada vez más cerradas hasta tener que parar. Casi se cae
al suelo.
Hacía mucho
que no veía niños en la calle. Cuánto. Cuántos días. Espirales de tiempo que no
soy capaz de sobrevolar. Hay algo de antinatural en una ciudad sin niños. Como una
primavera sin pájaros.
Primavera
sin primavera.
Segundo
muestreo. 12:05
Una pareja
de cernícalos sobrevuelan en círculo el edificio blanco antes mencionado.
Ganando altura y ampliando el radio de los círculos se han ido desplazando poco
a poco hacia el noreste. A algo más de altura he podido ver a otros dos
ejemplares, también trazando círculos aunque algo más erráticos.
Al final los
he perdido a todos de vista hacia el noreste, cuando han salido de mi campo de
visión. Al menos uno reclamaba de vez en cuando. Se le oía perfectamente en el
aire del mediodía.
Había algo de
Día de Reyes en la calle. Los niños en la calle, pocos, parecían celebrar algo.
Algo nuevo y bueno. Algo había en ellos que parecía tomar altura, un poco a
tientas, sin saber. También en sus padres.
Espirales en
el aire. Trinos de pájaros que no veo, risas de niños que no conozco.
¿Habrán
bajado a la calle los dos hermanos que algunas tardes juegan a perseguirse en
la terraza de su casa? ¿Se alcanzarán hoy corriendo por las calles vacías?
Fuera de la
hora de muestreo.
Un cernícalo
ha sobrevolado varias veces el pequeño descampado frente a mi casa. A no mucha
altura. Luego lo he perdido de vista porque ha sobrepasado mi tejado. Por un
momento parecía que iba a venir hasta mi ventana.
Eso he pensado. Por un momento.
Después, no
sé por qué, me he dado cuenta de que contaba recuerdos. Momentos como pájaros, en
espirales que venían y volvían sobrevolando algo que a veces creo que soy yo. Asomado
a una ventana.
Un niño
pedaleaba vacilante en una mañana de sol sobre una bici nueva. De carreras. Roja.
Aún con ruedines. Tenía hasta un bote verde sujeto bajo el cuadro para llevar
agua. Aquel bote era lo mejor. Todos los amigos pedían beber de aquel bote verde.
Había un
mundo vacío entonces. Por estrenar, como un cielo de primavera esperando a los
vencejos.
Las nubes de
la lluvia que viene ascienden ya por la ladera de la Sierra de Santa Ana. Se
van deshaciendo según toman altura.
En el cielo
una pareja de cigüeñas en dirección sureste, qué alto vuelan, se pierden en el
cielo que se curva más allá de la ciudad. Parece que flotan en el aire atravesando la luz de la tormenta.
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