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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


24 febrero 2015

Las 36 vistas del monte Teide (36/3 en realidad)


Demasiado perfecto para ser pintado, imaginado, un árbol sin hojas se yergue, solitario en la colina, sobre una mancha de nieve casi redonda, restos de la gran nevada de hace días. Sus ramas son tan simétricas y proporcionadas que parecen dibujar vidrieras de colores con la luz tamizada del ocaso.


Y yo pensando otra vez en el Padre Teide. Teide san. Qué imaginación extrañamente desproporcionada y asimétrica la mía. El paisaje corre deprisa al otro lado de la ventanilla y esa cosa mía que a veces creo que soy yo huye en sentido contrario. Ventanas y ventanillas, nieves y volcanes, árboles, luz.

Yo no soy Hokusai, ni el Teide es el Fuji pero…  Pero pensar solamente en la carretera que serpentea entre los pinos, ascendiendo entre bancos de niebla y nubes hasta atravesarlas. Pensar en llegar de pronto al sol. A su luz cálida y transparente iluminando un mar de nubes sobre el que flotan las montañas, las islas, el cielo. Pensar en llegar de pronto al silencio.


El olor de los pinos. Tras una vuelta de la carretera, de pronto, el volcán.


Sentir que algo germina en ese silencio, alguna parte de mí en la que tal vez por fin me reconocería. Pretendo captar algo, ese algo, con fotos, con palabras, con lo que tengo a mano. Miro mis manos, vacías, expuestas al sol que todo lo cubre.


Tiznada de ceniza volcánica, la nieve no deja de brillar junto al arcén.


Ni sé lo que digo. Tampoco hace falta. Así en el cielo como en la tierra, en el mar. Mares de nubes desde un avión o ascendiendo una ladera cubierta de pinos. A ras de suelo, al pie de un volcán.
Ventanas y ventanillas. Qué recuerdo luminoso ahora recordar el viento agitar mi pelo, agitarlo todo en el interior del coche y de mí  mismo. La luz cayendo desde un cielo azulísimo. El brillo de la obsidiana amontonándose sobre otros brillos. Los ojos cerrados y el viento, y el calor de la luz.


En dirección a la cumbre, algunas huellas se entrecruzan sobre la zahorra volcánica.


El Roque Cinchado se me escapa porque la perspectiva no es la correcta. Lo tenía delante y no lo vía. Cuántas veces me ha vuelto ciego y sordo la “correcta perspectiva” de las cosas. Qué difícil acostumbrase a desacostumbrarse. Aquí diminuto frente a los restos de coladas volcánicas y chimeneas de lava solidificada me siento de pronto fuera de perspectiva, desenfocado e inexacto, libre.


Sobre las antiguas coladas de lava negra algunos bequeques y pinos jóvenes.


Contemplando el Llano de Ucanca hablamos de antiguas hogueras y leyendas. Qué fácil es imaginar aquí a aquellos guanches irreductibles alrededor de los fuegos bajo el cielo estrellado. Me gustaría caminar por ahí, sin nada más que caminar, un poco errante, un poco errado, dejando huellas sobre esa arena cobriza, diminutas sombras, que aclarará el sol de mediodía. Alzar la vista al Teide y creer, aun solo por un instante, en Guayota, agazapado como un perro que aguarda, brillante y negro como la obsidiana, en el corazón del volcán.



Las columnas de basalto, perfectamente geométricas y proporcionadas son demasiado hermosas para ser imaginadas. Pintadas o fotografiadas. Apuntando al cielo despejado se clavan en la tierra roja sumergiendo su propia sombra en la profundidad del mundo.  A partir de aquí solo la luz, y el silencio.


Al cambiar de vertiente otras islas, otras nubes. La Montaña Roja se adentra en el mar cerca de casa.











 
















23 febrero 2015

俳句 cernícalo






 



dejándose aupar
el cernícalo en el viento
con algo entre las patas




Cruz de Hilda, Tenerife, 22-febrero-2015





22 febrero 2015

俳句 dibujando trinos







rayando el alba
cada vez más claros
los trinos de curruca




Febrero 2015, El Médano, Tenerife 




*fotografía de Nicolás Trujillo, empeñado en inmortalizar mi "maravillosa" libretilla garabateada aquí y allá