·

さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


30 abril 2008

El pescador I

- “Quizás tú no lo sepas, hijo, pero a pescar hay que venir en silencio, con la devoción y el entusiasmo de quien va a escuchar un gran secreto. Sí, me dirás que por qué entonces no paro de hablar un momento. Yo, hijo, llevo muchos años ya escuchando la voz del río, y aunque mil años más no bastarían para que me contara todos sus secretos, yo sólo pretendo traducirte al lenguaje de los hombres, si eso es posible, el rumor inagotable del río.

Mientras preparas los aparejos escucha su murmullo, pero escucha de verdad, olvídate de ver y oír, y aprende a mirar y escuchar. Escucha también al ruiseñor entre las frondas de la ribera, el más tímido de los pájaros, piensa que su canto es como la felicidad esquiva, ese incesante palpitar que nos impulsa a buscar la fuente de tan dulce deleite a través de las espesuras de la vida. No hijo, no lo busques con la mirada, no lo encontrarás. Como la felicidad, el ruiseñor no fue creado para ser tocado, y su canto, como la felicidad, sólo se recuerda.

Mira en cambio al cándido petirrojo, fíjate cómo se le transparenta el corazón en el pecho y cómo se acerca curioso y confiado. Quizás el más inocente de los pájaros, el que más cerca permite que se acerque al siempre imprevisible hombre. Quizás también el más bondadoso. Incluso, tal vez, uno de los pocos seres que pueden definirse como felices. Pues debes saber hijo, que la felicidad, como la verdadera libertad, sólo anida en los espíritus libres del miedo y la desconfianza.