·

さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


20 octubre 2021

la primera lluvia

 

Al atardecer la lluvia. La primera lluvia. Al volver de la lavandería su olor ha entrado en casa. Un vecino enciende la luz del acuario.

Qué silencio…

Por qué escribiré esas cosas.  

Una libreta, un garabato, mirando la lluvia ligera que cae sobre el jardín. ¿Qué nombre tendrá esta lluvia? Recuerdo los nombres de la lluvia que en Nagasaki aprendí de Yoko.

Pero esta no estaba.

 

La luna apuntaba casi llena, el otro día, sobre el canal que va a la bahía. Las casas flotantes, algunos kayak apenas rompiendo el agua.

Mirando el agua hablamos de otra agua.

Cuando éramos niños. Cuando el mundo era sin “nosotros”.

A la ida, a la vuelta, el martinete sigue en la misma  postura, acechante.

 

 

“Shigure”. La lluvia ligera a la que tanto alude Santôka en sus poemas. Esa que cae como sin querer justo al final del otoño o principios del invierno.  

Pero es diferente. Otoño, invierno…  Hasta hoy no había visto llover aquí.

 

Es curioso, no recuerdo la lluvia en los veranos de mi infancia. Es un día solo, larguísimo, en el que brilla el sol siempre. Desde que despierto hasta que cae la noche.

Qué breve.

 

音は 時雨 か

oto wa shigure ka

ese sonido…  ¿llovizna?

 

Shigure-kan, el pequeño museo dedicado a Santôka en Yunohira. Llovía aquella tarde. Anduve calle arriba calle abajo mirando las montañas envueltas en nubes.

 

Por qué recuerdo todas estas cosas. Por qué todo lo veo a través de mi vida entera. Estratos echados sobre una playa solitaria mojada por la lluvia.

¿Será porque tras la lluvia cada cosa tiene su silencio?

¿Será porque el haiku es el brillo de esa intuición?

 

Mirando el río mi hermano recordaba las mismas cosas que yo. Eso me reconfortó.

 

El agua.

La lluvia.

El silencio en la palabra.

 

Quizá el haiku es la poesía de la humildad, y por eso, cuando es haiku de verdad, transparenta tan claramente el mundo que nos rodea, porque al fin y al cabo la humildad no es otra cosa que la realidad.

 La verdad de las cosas y de nosotros mismos, nuestro lugar en el mundo.

 

En unos días mis amigos hablarán de haiku. Me gustaría estar allí, con ellos. Son uno de los estratos favoritos de mi vida. Uno de los más transparentes.

Qué nervios, el deslumbramiento de una primera cita.

Así siempre cuando estoy con ellos.

Estar atento a la importancia de las cosas, como cuando caminas despacio. Como si estuviésemos hechos del propio sonido de una llovizna que comienza.

La poesía de la humildad, la poesía de la sinceridad, nos hizo lo que somos. Este “nosotros”.

¿Será nuestra fragilidad la que nos hace lo que somos?

 

 

Garabatos, una libreta. La primera lluvia. De hoja en hoja las gotas de lluvia atravesadas por la luz de los faroles.

Este silencio… ¿siempre ha estado aquí?

 ¿Cuál es su nombre?

En el río y el canal, la nube en la montaña, más allá de una playa con nosotros.

 

Sus calcetines me han parecido siempre tan pequeños... Siento que huele a lluvia la ropa que doblo con cuidado. Despacio. Como un niño que está jugando.

 

En esta agua está el reflejo de todos los nosotros.

Este es el momento con todos los momentos.

Este es el lugar en el que he estado siempre.


Esta lluvia… siempre es la primera lluvia.








15 octubre 2021

las palabras que ahora formaban parte de mí

 




Recuerdo asistir a la conmovedora interpretación de Patty Smith en la entrega de los Nobel del dos mil dieciséis. Y conmoverme.

Y después oír su explicación sobre aquella interpretación.

Y volver a conmoverme.



"No había olvidado las palabras que ahora formaban parte de mí. Sencillamente no era capaz de sacarlas fuera.

No tuve más remedio que detenerme y pedir perdón, a volver a intentarlo estando aún en ese estado y cantar con todo mi ser, pero aún trabándome.

No se me escapó que la historia de la canción empieza con las palabras –Tropecé junto a doce montañas nubladas- y termina con las líneas –Y conoceré bien mi canción antes de empezar a cantar-

Al tomar asiento sentí el humillante aguijonazo del fracaso, pero también la extraña certeza de que, de alguna manera, había entrado y verdaderamente vivido el mundo de la canción."



La humildad de aquella señora de pelo gris disculpándose delante de toda aquella gente tan elegante, en Estocolmo, mientras su espíritu, de alguna manera, caminaba sobre las laderas de montañas nubladas y tristes bosques.

Me hizo extraviar todas las palabras. De alguna manera entrar y vivir de verdad en algo... no sé...



Parte de mí. Con todo mi ser.

Una mujer joven, pelo gris, voz temblorosa, cuyo cuerpo ardía.

Un niño de ojos de ojos azules mojado por la fuerte lluvia…

¿Dónde estuviste? ¿Qué es lo que viste? ¿Con quién?

Emocionarse con la emoción de los otros.

Entrar en su mundo.





- Y lo contaré, lo hablaré, lo pensaré, lo respiraré

y lo reflejaré desde la montaña para que todas las almas puedan verlo.

Y me pararé sobre el océano hasta que empiece a hundirme,

pero me sabré mi canción antes de empezar a cantar.-