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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


22 marzo 2024

Ligeramente fría. Suave presencia.


Aguardar quieto, tranquilamente, hasta que mis ojos se acomoden a la oscuridad. Hay algo, algo en la misteriosa noche que ilumina el misterio de las cosas.

La aflautada voz de los sapos parteros parece provenir de todas partes. Justo aquí, invisibles, y un poco más allá, entremezclándose con los trinos últimos de los mirlos. En alguna parte el ritmo desigual de los campanos de los caballos, y un súbito galope ¿hacia dónde?

De pronto las fulguraciones de una tormenta lejana perfila la silueta de la montaña. Parece más oscura justo después. Como si rodara, mientras se deshace, el eco de un trueno que llega hasta aquí.

Hay una luz en la oscuridad. Una luz que no se ve. Como el delicado aire de la noche que mueve las hojas nuevas de los árboles, las cañas del arroyo… todas las cosas.



De vuelta a casa, un sapo partero, con su prole a cuestas, en mitad de una carretera. Como acariciar la mano de un anciano. Ligeramente fría, suave, la piel de este misterio. Su quietud absoluta y brillante. Sus ojos, tan abiertos, mirando cara a cara, imperturbable, a la oscuridad.

Con el brillo del agua en su mirada recuerdo a mi padre cuando volvía a casa, con el olor del río aún en su piel…

De pronto.

Las primeras gotas de una lluvia que apenas es.

Hay tanta noche entre gota y gota que parece que llueve silencio.

Poco a poco, el olor a tierra mojada se despliega sobre todas cosas. Cuando era niño era así como olía el mundo.
 

¿Cuándo mis ojos se acomodarán a la luz que brilla en la oscuridad? Invisible.

Mi mano envuelta en otra mano, siempre, aguardando la suave presencia, su misterio.

Ligeramente frío ¿de dónde viene el aire puro de esta noche?







 










08 marzo 2024

Sentado en zazen, gorriones

 

Sentado en zazen, mientras los gorriones comen las migas de anoche.

El viento sopla a ratos, viene del sur. El sol de la mañana sobre las hojas de las plantas, se mueve muy lentamente. Una nube, extendiéndose en el cielo, hasta deshacerse en cielo.

Sentado en zazen, sin esperar nada, la verdadera naturaleza de las cosas se expresa de una manera sencilla.

Claramente, no sé dónde, trinos de gorriones que ya no están aquí.