Qué curioso el camino este del haiku, sinuoso como el humo de una ofrenda que se adentra en el aire. Los amigos que se juntan a su vera, al calor de su luz.
Qué sobrecogimiento ver tus haikus tomar cuerpo en el cuerpo de otra persona. Ver dedos ajenos recorrer los nombres propios, en el aire. Recoger ese algo, presencia de la ausencia, que acaricia y consuela el rostro... que se tiende sobre la tierra, y yace.
Respiro. Reojo un pedazo de todo el aire del mundo, y lo dejo ir.
Los amigos... si de algo sirve el largo camino es para recordar, revivir, los buenos momentos que pasamos con los amigos.
Me gustan los caminos largos y los buenos amigos. Me gusta mirar en silencio como a su vera los corzos salen ya a comer en las lindes de los campos, mientras cae la tarde, mientras el sol de invierno llamea hacia poniente deshaciéndose en mil tonos de rojo.
Qué hermosas sensaciones las que compartes y qué lindo es encontrar tanta buena gente en el camino de haiku. Mi más sincera felicitación para ti y el resto de autores.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Leti. Creo que encontrase con esa gente es uno de los grandísimos bienes que nos regala el haiku.
EliminarBesines
Cuanta paz, bailar un haiku, me parece muy placentero. Me encantó.
ResponderEliminarEs para volverlo a ver cada vez que uno quiera encontrar tranquilidad.
Saludos 🦋
Gracias Karin. La verdad es que me sorprendió muchísimo. Unos artistas de verdad. Maravillosa gente.
ResponderEliminarBesines