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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


03 junio 2018

Mar sana

Mañana de domingo diferente. Recogiendo basura en la playa, catalogando esos desperdicios, cribando la arena en algunas áreas en busca de microplásticos.

Contemplando la simétrica belleza del horizonte se me hace inimaginable que de allí pueda llegar algo que no sea bueno, hermoso. El océano, el cielo cuajado de nubes bajas a esta hora de la mañana, las montañas que retienen la niebla en su verdor.

Agua. Dicen que nuestro cuerpo es agua en un elevado tanto por ciento. Basta estar aquí un momento en silencio, tocando con las manos esta arena que también dejó la marea, para sentir que solo es un espejismo, egoísmo, la idea absurda que nos separa de los helechos y las mareas, del colirrojo y su canto más allá de las dunas. La luz al otro la lado del sirimiri. 

¿Somos ahora mismo agua que se limpia?

Un milano traza círculos en el aire. Recuerdo sin pretenderlo un haiku de Sachiko. En su centro, alguien en silencio recoge restos de plásticos que dejó atrás la marea.

Arena. Tan pequeños como estos granos de arena. Así somos. Limpiar playas, limpiar océanos…. Con las manos… ¿Hay esperanza? Estuve a punto de preguntarlo. Callé. No vale para nada la tristeza, la desesperanza que se remansa y se pudre. Como agua contaminada. Además había niños.

Manos. Solo con nuestras manos se puede limpiar el mar. Cuanto más pequeñas mejor. Una gota de agua ahora, otra después, y luego otra. Un ritmo desigual al principio que se hace ritmo y constante más tarde. Y ahora la lluvia. La lluvia que llega desde la simétrica belleza del horizonte.






























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