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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


08 marzo 2009

El pescador VIII

 
Qué triste es pensar que hay quien pasa por la vida sin darse cuenta. Pobres desdichados que jamás detuvieron sus apresurados pasos hacia ninguna parte para llenarse con la fragancia del tomillo y el espliego, que nunca alzaron la mirada al cielo para deleitarse con el acrobático vuelo de los vencejos. Pasan por la vida como dormidos y no permiten que les despierte el suave murmullo del río de la vida ni la llamada del pájaro carpintero.

Al dormido las cosas le suceden, no lanza el sedal del entusiasmo y la imaginación para rescatar la belleza del mundo. Se conforma con sensaciones de la vida, porque la vida pasa por ellos como un río que no les moja.


No te duermas hijo, no cierres los ojos jamás, no te dejes arrastrar por la corriente de la mayoría. Contra corriente se demuestran las propias convicciones. No te conformes con sensaciones de la vida, mójate en el río, empápate de todo lo que te rodea y busca siempre más allá de lo obvio, de lo que te cuentan y de lo que se da por real e inmutable.

Sé siempre como el salmón, idealista insatisfecho en pos de una quimera, buscando la inmortalidad en la muerte. Como el salmón que siente en lo más profundo de sí mismo una fuerza descomunal que le arrastra más y más arriba, que le hace volar sobre el río, liberarse del agua, del mundo que le da vida y asfixiarse y morir por un instante para avanzar siempre, superando los obstáculos del río y de la vida, para llegar siempre más allá.


Busca siempre la belleza. Como en el platónico mundo de las ideas hallarás junto a ella la bondad y la verdad de la vida. Busca su luz, como el fulgor bellísimo y repentino que ilumina por un instante las noches de verano, cuando en silencio nace y muere un relámpago.

Nunca es tan oscura la noche como tras ese resplandor. Y es que es devastador el vacío del alma cuando nos falta la belleza que una vez admiramos.


Y es que la belleza, como la libertad, una vez probada, es imposible renunciar a ella. Qué sentido tiene ya encaminar los pasos hacia otro destino que no sea ella, aun sabiendo que tal vez no lleguemos jamás.

Así pues, hijo, estés donde estés y hagas lo que hagas, búscala siempre. Acaso no llegues nunca, pero debes ir.

Creo hijo, que es el momento de volver a casa. Ya los murciélagos despiden el día como oscuros pañuelos en el viento. Dejemos al río a solas con sus pensamientos rumorosos, aunque, tal vez no lo sepas todavía, seamos nosotros los que quedamos más solos”.



Ahora... ahora voy sólo al río y sigo lanzando el sedal siempre con la esperanza de enganchar la trucha de la belleza que habita al otro lado del espejo de la realidad, como me enseñó mi padre.

Quizás él no lo sabía entonces, pero el murmullo de las almas, como el de la suya, como el del río, cuenta secretos imperceptibles para los oídos de la carne, destinados a ser escuchados tan sólo por el espíritu, con la intensa emoción del vuelo de la efímera.


"Y juro que nunca me revelaré sino a aquel que comparta en privado conmigo el aire libre"

Gracias, gracias siempre, mi buen pescador.

 

zenpesca


1 comentario:

  1. "Y juro que nunca me revelaré sino a aquel que comparta en privado conmigo el aire libre"

    y tal vez en ese momento, ya no sea necesario revelarse...

    buen día.

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