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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


04 abril 2025

俳文 Había algo allí tras la lluvia (El Rincón del Haiku. Haibun.)


Había algo allí tras la lluvia, en la madera mojada de la torre. Cuando él hablaba de Alaska y los castores de Alaska.

–Es el color del cielo que más me gusta –dijo justo cuando la garceta pasó volando sobre nosotros. Justo cuando yo pensaba en San Francisco.

Entre el hastío y la gloria media el vuelo de un ave blanca.

También al contrario. Pensé.

No recuerdo lo que siguió entonces. Alaska, los castores, la lluvia… no sé. La conversación se perdió en algún lugar entre la torre de madera y el pueblo. Justo al lado del mar. Parecía incendiado, el cielo. Hermoso.

Era verdad. Él tenía razón. A su manera solía tener razón. De una manera muy sencilla, como un niño. Sobrevolando la realidad a baja altura. Quizá.

Cuando después hablábamos de las acampadas, las viejas acampadas, mientras tomábamos un coctel en La Posada, los cuatro, pensé en un camino y un manojo de hierbabuena. Y las gotas de lluvia, pocas, sonando como con tristeza, en la claraboya de un baño. Es extraña la memoria. Es muy extraña en la luz tenue de una tarde de otoño.

Es un camino que nunca recorrí. El del manojo de hierbabuena. Y sin embargo tan real como todos los demás, como todos los que me llevaron a ninguna parte. A este preciso momento.

Quizá no lo recuerdo. El camino que no iba ni venía, pero olía a hierbabuena. Quizá no recuerdo bien todo eso que cuenta él y ríen ellas. Quizá yo ya no estuve allí. Este yo que dice ahora y vivía entonces.

No sé. No estoy seguro, pero hay algo allí. Hay algo en la madera mojada por la lluvia. Sin saber explicar cómo, pero me gustaría pensar que algo de mí sí queda, de alguna manera. Entonces, ahora, una gota, dos, como la perezosa lluvia sobre una claraboya transparente.




gira hacia el ocaso
una de las garcetas,
la marisma, en silencio



















04 marzo 2025

Las nubes de aquel día


Debieron ser así las nubes de aquel día. Lo he pensado sin pensar, mientras arreciaba el viento del sur.

Cuando era niño.

Sin recordar he recordado una vereda verde y un día cualquiera. Ninguno.

Las nubes gigantescas suspendidas de la luz.

El olor de la ría. Los barcos remontando el agua dulce, la salada. El niño que los acompañaba.

Este debió ser el sonido de su aliento.

Su candidez.



El día que no existió, aquel, suspendido de la luz. Como las nubes recogidas por el viento.

El día en que la blancura de las gaviotas tocó la delgadez del aire, en lo más alto del cielo, sobre todas cosas.

Así debió ser. Tal día como hoy.





 







26 enero 2025

Kusamakura International Haiku Competition

 






Llovizna de otoño
Hasta el fondo de la casa
el olor de los prados


-Carmen Lage-


 

秋の雨 家の奥まで 牧場の匂い

aki no ame ie no okumade bokujō no nioi






-NYUSEN (Tercer Premio), Kusamakura International Haiku Competition, categoría de Lenguas Extranjeras. Kumamoto, Japón 2024










08 enero 2025

Porvenir






Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero ni permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde,
… Mañana!
Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.

-Ángel González-







Fotografía tomada en Pajares, recorriendo el Camino del Salvador.








06 enero 2025

Reseña en la revista Nayagua de la Fundación Centro de Poesía José Hierro









Muy agradecidos a Félix Arce (momiji) y a la revista Nayagua (num. 38, diciembre) de la Fundación Centro de Poesía José Hierro por esta reseña de "Un trino desconocido. Antología
de haiku 20º aniversario de Paseos.net".

Las palabras de Félix son un hermoso texto poético, un canto a la contemplación de la vida, un homenaje a la canción de todo ser viviente:

«Un trino desconocido... es la canción antigua que alguien tararea sobre las algas frescas, es el sonido alargado de la cigarra, una y todas, y es el silencio que llega después».
(...)

«Hay una necesidad simple, natural, en registrar esa Nada que nos acontece y nos conmueve. Hay una luz, un solo segundo quizá, en la que la compasión por todas las cosas nos enmudece y blanquea nuestro corazón.

Hay una luz, quizá solo un segundo, en el arqueo de una oruga cambiando de hoja. En el olor de la menta».

-Gregorio Dávila de Tena-


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Grego es una persona maravillosa, de esas en las que piensas cuando piensas en la humanidad. Hace fácil lo bueno. Como la lluvia. Tengo mucha suerte de contarme entre sus amigos.  


Para leer reseña completa en la revista Nayagua  AQUÍ