Sí, es nieve, allá, en las montañas. No tan lejanas. En la misma dirección que mi mirada el vuelo decidido de un cernícalo atravesando la lluvia. Como dejándose caer hasta el agua las ramas de los sauces, sus troncos surgiendo de la tierra anegada. Debajo de su reflejo, sus raíces invisibles.
Nada en el aire, salvo el sonido del agua por todas partes. Una extraña luz que no sé de dónde viene.
Mojadas por la lluvia, una de las ovejas mira hacia la montaña.
El tacto de la lluvia. Más pronunciadas las formas de los troncos mojados. Un claroscuro de arrugas y relieves. La espiral oscura que en silencio busca el cielo, la lluvia.
Nada queda de mí caminando bajo la lluvia.
Huellas de pájaros que no distingo deshaciéndose en el barro.
Salí a ver los arroyos llenos. Una sola nube son todas las nubes. De la misma agua todas las gotas.
Volviendo la vista atrás. La llamada de un mirlo a través de la lluvia.
Despierto malhumorado tras otra noche sin poder dormir por causas ajenas a mí. El mismo día, distinta hora, tú contemplas arroyos y te maravillas de lo que ves... Y ahora lo pienso: ¿Mi mal humor no era una maravilla tan grande como esos torrentes de agua?
ResponderEliminarEl pequeño impostor tiene una cualidad adictiva. Atrapa y todo lo refiere a sí mismo, instrumentalizándolo para darse centro. Nada le gusta más que una molestia, o una supuesta injusticia. El capitalismo es un alumno adelantado de semejante maestro: todo es susceptible de ser retorcido por él y aprovechado para sus estúpidamente lucrativos fines.... Tanto el uno como el otro alejan del hecho real que sucede, tal vez lo único que importa de forma constante, aunque cada evanescente detalle importe.
Todo pasa, nada queda. Nada pasa, todo queda recogido en el escurridizo momento donde el ser se vive y se siente, sea en la contemplación de un precioso arroyo, o en un desalentador mal humor por falta de sueño. Qué perfecto construye el río su propio curso, pero cuántas veces el olvido nos toma y nos lleva a otro lugar aunque no podamos movernos de sitio.
Amén amigo mío. Las mismas aguas son los torrentes y lluvia, el mal humor y la falta de sueño. Incluso ese pequeño impostor. Pobre, tan denostado.
EliminarHay un río que no sé desde donde viene, ni desde cuándo. El agua que tarde o temprano me recoge, allí donde esté, allí donde el olvido me haya dejado varado.
Un abrazo grande