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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


28 diciembre 2021

semi no koe

Un día de regalos. Eso es lo que ha sido hoy. Cruzando de noche el corazón de amigos a los que sin conocer conozco de toda la vida. Del camino del haiku, de sus dones.

Un puñado de palabras, unas fotos hechas sin más arte que el testimonio de mi presencia en aquel lugar  y oh… magia.  Otras voces, otros acentos, el arte de personas que crean algo nuevo, más hermoso, mejor.

Personas generosas a las que agradezco de corazón este regalo. Este abrazo.













22 diciembre 2021

Kusamakura International Haiku Competition. Premio

 



Hoy ha sido día regalos. Cruzando el Pacífico, así me lo magino J , ha llegado un hermoso abrazo en forma de diploma.

Si un abrazo, así o de cualquiera de sus mil formas, siempre es un regalo, compartirlo con amigos es un premio de los buenos premios.



Tengo la inmensa suerte de conocer a la ganadora del primer premio, mi querida casi hermana  Mercedes Pérez “Kotori”:

 

por el canalón

los pasitos de un pájaro…

sol de estío

 

 

Y también a dos de los ganadores del tercer premio. Mi amigo e infatigable inventor de proyectos editoriales José Luis Andrés Cebrián:

 

Cumbres nevadas

en el retrovisor.

Vuelvo a casa

 

 

Y al compañero de camino en el haiku y espero amigo por descubrir J Jorge Ortiz:

 

Filas de hojas

rutas serpenteantes

van las hormigas

 

 

Pienso en el Pacífico y no puedo evitar recordar otro azul inmenso. El haiku con el que mi amigo y maestro en el haiku auténtico, directo como una flecha, ganó el tercer premio el año pasado. Manuel Díez Orzas, para mí siempre Ryoma J

 

un cielo azul...

las golondrinas rehúyen

de la cometa

 

 

Y antes que él otros amigos que también transitaron los mismos abrazos en el mismo camino. Lázaro Orihuela, amigo generoso, cálido como su tierra cubana, con un primer premio hace dos años:

 

Liba el colibrí.

El olor de la lluvia

acrecentándose

 

 

Y de nuevo José Luis Andrés Cerbrián. Que aparte de amigo fiel y creador incansable de proyectos editoriales veo que también es incansable en lo de ganar premios. De nuevo  un tercer premio, esta vez hace dos años.  Qué grande.

 

Almendro en flor

entre las viejas tumbas.

Olor a miel.

  


Qué suerte tengo. La verdad. Pienso un abrazo de tamaño Pacífico. Tan azul, tan cristalino, como el cielo que refleja.

Gracias




 

17 diciembre 2021

el sapo de Kôfukuji


A veces, cuando nada se oye, salvo el silencio, pienso en Kôfukuji. En la madera del templo, llena de años, aguardando las estaciones. En la presencia tranquila de las tumbas ascendiendo el verdor de la montaña.

A veces, cuando nada de oye, salvo la lluvia, pienso en el sapo que habitaba allí. En el jardín del templo. En su rincón.

Ese sapo fue durante el tiempo que viví allí un amigo. Un buen amigo. Salir a comprobar si estaba allí, en su sitio, tras cada llovizna, se convirtió en un ritual tan necesario como íntimo para mí.

Él en su sitio, mojado por la lluvia, brillante, me brindaba a mí descubrir mi propio sitio.
 

Supongo que hay un lugar en alguna parte, en algún momento, que transparenta todos los lugares, todos los momentos.

Aquellos breves encuentros, tras la lluvia, a la luz pequeña de un farol lejano, eran tan brillantes, tan hermosamente silenciosos, como la presencia de aquel precioso amigo.
 

A veces, cuando nada se oye… cuando nada se oye, pienso en aquel que vivía allí. En las estaciones que lo habitan. En su escondrijo. Aguardando nada, todo.



llovizna nocturna
el sapo se aparta
del haz de luz