Siéntate con tus amigos, no regreses a dormir.
No te hundas como un pez en el abismo.Como el mar, álzate, no te disperses como la tormenta.
Las aguas de la vida fluyen desde la oscuridad.
Busca en la oscuridad, no huyas de ella.
Los viajeros nocturnos están llenos de luz,
tú también: No abandones su grata compañía.
Se una vela vigilante en palmatoria de oro,
que no te absorba la tierra como absorbe al mercurio.
La luna aparece para los viajeros de la noche,
permanece vigilante, cuando la veas llena.
-Rumí-
Creo que me despertó la lluvia. O su silencio. Llovía, sí. En la noche. En algún momento.
Hay una paz aquí, en la oscuridad. Hay una luz justo por llegar.
Un silencio aquí, en este momento. Un silencio que parece surgir de mí mismo.
El trino oscuro del mirlo. Brillante. Un retazo más de este silencio.
Una llamada. Creo que recordé una llamada. O fui recordado por ella.
Escucho cómo el pueblo va despertando. El ladrido de un perro, una persiana, los gorriones…
El curso de un ancho río que, profundo, se sosiega curvándose en la llanura. Dejándome llevar. Sin rostro me asomo al agua, justo antes del amanecer.
Cuando en la paz sobrevenida no piense en nada más será señal de que veo. Con los años que no tengo. Con los que nunca he tenido. Poder ver lo que Tú ves.
En silencio, preparar a tientas el café. La luz del alba.
¿Y qué decir del cántico de los gallos?...
ResponderEliminarEsos momentos de la mañana son mágicos. Es como si el mundo aguardara en un silencio sonoro tu despertar para que a través de sus ojos -que son los tuyos- pudiera asomarse a sí mismo y contemplarse una vez más. Nuevo. Distinto. Cada día uno bueno. Cada día, en todos sus matices distintos, Eso que se escapa a los lazos de la mente y que nunca se va.
Asomarse al agua y no tener rostro. ¿Existe algo más obvio, más íntimo y natural?
La sopa cuántica tiene un ojo que se observa. A veces ríe. A veces llora y está triste. Otras añora. Y cuando cae en la cuenta, dentro de las formas, de su propia ausencia de forma siempre se asombra. Qué extraña, maravillosa y misteriosa para lo humano, es su voluntad. ¿Quién o Qué trajo Aquí este Momento que es Así?
Recuerdo hace años una mañana. El lucero del alba en el cielo y el que escribe estas letras mirándolo, tratándolo tontamente de captar. ¿O debería decir atrapar? ¿Faltaba algo de lo que Shakyamuni vislumbró aquella otra mañana?
Verdaderamente los ríos nacen, discurren y mueren en la oscuridad.
¡Qué precioso intento este tuyo de contar lo que no se puede contar! Pero contado queda, y eso es muy distinto a callar, o a contarlo de otra manera. La inescrutable voluntad de nuevo abriéndose paso por dentro, como el cántico del río al que te asomaste sin rostro justo antes de aquel amanecer.
Nada faltaba en la mañana, en aquella ni en la otra de Shakyamuni. Ni sobraba. Tampoco en tu comentario. Espléndido.
EliminarQué placer comprobar cómo tirando del hilo aparecen una y otra vez nuevos giros y reflejos.
Muchas gracias por continuar desentrañando la madeja, o simplemente jugando con ella, como un gato, o un niño. Gracias por estar ahí, compartiendo el misterio.
Un abrazo grande