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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


28 septiembre 2007

Apagón

Anoche, de madrugada, veía la televisión con la lámpara y el entusiasmo apagados. De pronto la televisión, el reloj del vídeo, la pantalla del DVD… todo, se apagó. Por la ventana, la luz de las farolas y los edificios también había desaparecido.

Salí a la ventana y sí, efectivamente, había un apagón general. Hasta donde podía ver toda la ciudad estaba sumida en la oscuridad. Estas cosas me gustan. Quizá porque mi cotidianidad grisácea y prosaica se interrumpe, con cualquier cosa, sea la que sea. Quizá porque mi espíritu, o algo desapercibido que todavía habita en él, anhela la oscuridad y el silencio del mundo anterior a nosotros. No sé.

Había una luna ya pasada de llena, con esa forma de círculo imperfecto, como trazado por un niño, que siempre me da algo de risa y algo de tristeza. En la ventana hacía un frío invernal a pesar del olor en el aire a otoño recién estrenado. Aún así me quedé.

No recordaba haber visto nunca la ciudad así. A la luz de luna. Con los tejados de los edificios brillando con un brillo blanquecino, fantasmal. El silencio era casi total. A veces un motor lejano, un ladrido, una persiana…

Me gusta el silencio. El silencio profundo de las cosas. Anoche el silencio era más silencio, la noche más noche, el universo más profundo.

Cuando los hombres callan, el mundo habla.

Algunas estrellas fueron apareciendo poco a poco. Como un árbol que crece. 

Así el cielo.

Después la ciudad volvió a hablar. La luz helada y antigua de la luna, la bóveda oscura del cielo, insondable, los viajeros de la noche, todas las cosas, enmudecieron de pronto. Como la savia que se retira bajo la tierra en invierno.

Entré de nuevo al calor de la habitación. Allí la luz pálida del reloj del vídeo marcando la hora, una que ya no era, mi tiempo. 

Bienvenido.

Bienvenido al apagón.