Sol de la mañana, atajando por el prado donde cazaban las garcillas.
Los regalos. Salir al aire libre, al sol. A por regalos. Las ramas bajas del limonero rozando la hierba. El cielo, las montañas cubiertas de árboles.
Camino con los regalos que me hicieron. Desde que era niño. Todos ellos. Siguiendo la pequeña corriente de un riachuelo que se pierde entre los prados. Como si la hierba diera el relevo al agua. Cómo brilla.
Cómo brilla lo que parece que recuerdo. En todos estos trinos que no sé de dónde vienen. Desde cuándo estaban aquí. Entre las ramas lacias del sauce que llegan al agua. Todos estos trinos que llenan el aire, por todas partes.
De pronto la mirada de un faisán entre la hierba. Un instante. Vuela. Y otro más que no vi.
Camino entre la hierba tan verde, en el regalo de ser aquí. De ser el regalo de alguien. De todos los que me amaron.
Ni me daba cuenta.
El verdor de las colinas, compartimentado tras el ramaje de un árbol sin hojas. El vuelo de una cardelina, ondulante, el instante que media entre un trino y el siguiente. En dirección a la luz del sol.
¿Cuántos años tenía cuando no sabía contar? En el tiempo de los regalos. ¿Cuántos serían los trinos y los días? Con la inmortalidad de las abejas.
Primero las gaviotas, luego las garcillas, abandonan el prado. Más allá, el brillo de la hierba recién cortada.
Echado sobre la cadena que lo ata, un perro dormita al sol.
Este aire… Por un momento siento la soledad de las montañas, de un niño abriendo el primer regalo de Reyes. El silencio del instante que solo abarca el cielo. Vacío. Transparente.
Junto a un buzón, medio deshecho por la lluvia de otras noches, un catálogo de juguetes.
Esta luz…
Siento anegado algo dentro de mí. Una lluvia antigua que sigue empapándome justo ahora. A pleno sol. En esta mañana luminosa en que camino sin rumbo, con la inercia transparente del agua. Mientras sin apenas darme cuenta me convierto en otra cosa.
Ser regalo. Desde la primera luz. Abandonarme, dejarme solo ser un regalo. Vacío como el aire. Como esta luz.
Si así fuera… No necesitaría hacer nada más. Estar. Ser.
Si así fuera…
Aguardar sentado al aire libre, contemplando como mengua la luz del día y el aire se hace más fresco.
Y esperar un poco más. Mientras unos trinos son relevados por otros.
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