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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


11 marzo 2019

Haiku y Danza Tao. Una noche con El humo de las ofrendas.



Es realmente hermoso construir días así, a golpe (cariñoso) de generosidad de buen hacer. 

Qué curioso el camino este del haiku, sinuoso como el humo de una ofrenda que se adentra en el aire. Los amigos que se juntan a su vera, al calor de su luz.

 Qué sobrecogimiento ver tus haikus tomar cuerpo en el cuerpo de otra persona. Ver dedos ajenos recorrer los nombres propios, en el aire. Recoger ese algo, presencia de la ausencia, que acaricia y consuela el rostro... que se tiende sobre la tierra, y yace.

 Respiro. Reojo un pedazo de todo el aire del mundo, y lo dejo ir. 

Los amigos... si de algo sirve el largo camino es para recordar, revivir, los buenos momentos que pasamos con los amigos.

 Me gustan los caminos largos y los buenos amigos. Me gusta mirar en silencio como a su vera los corzos salen ya a comer en las lindes de los campos, mientras cae la tarde, mientras el sol de invierno llamea hacia poniente deshaciéndose en mil tonos de rojo. 

Como una ofrenda. Como un "gracias" que abraza el aire.







Y algunas fotos de la noche aquí









08 marzo 2019

las montañas miniatura








 

La nube se agranda tras la montaña. Un cormorán traza una curva en el aire, sobre los meandros de la ría. Brilla.

Solo un momento.

Pienso en volar, en el viento. No sé por qué de pronto siento ganas de llorar.

Algo en mí, dentro o fuera. Qué. Las montañas miniatura. Ahí.

Las montañas miniatura. Este lugar junto al meandro de la ría que surge y acaba en el mar.

Todos están aquí. Mi padre, mi madre. Indistinguibles. En el aire que acumula arena sobre las plantas costeras.

Lo pienso de pronto.

Sin pensar.

Sin más limpiar la playa, mientras camino. Tan hermosa, mi hogar. Siento que de alguna manera yo mismo me limpio. De alguna manera.



De nuevo un cormorán traza una curva sobre los meandros de la ría. Días después. Quizá sea otro. Sí, debe serlo. Otro cormorán, otro yo quien lo mira. Porque hoy no hay nubes tras la montaña, porque de pronto no siento ganas de llorar.