No soy muy de amaneceres lo reconozco, más mochuelo que alondra... pero a veces uno despierta sin más, sin saber por qué, y se encuentra con espectáculos así.
Gracias jet lag gracias.
Ahora entiendo a Bashô perfectamente. Embelesado y sin palabras.
Casi una hora, un segundo, mil años, aquí mirando, sin más...
Veintiocho fotos, veintiocho. Y total, para nada..
a-a-a-a-ahhh
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