tras la lluvia
ella me habla de caballos
mientras nos columpiamos
ella me habla de caballos
mientras nos columpiamos
Tirando del hilo... ni siquiera recuerdo mis años entonces y ni sé por qué aquella tarde después del cole estaba con ella allí, en columpios paralelos, solos en un patio desierto, mojado tras la lluvia. Ni siquiera logro recordar quién era yo entonces, y ni sé por qué pero sí, a ella sí la recuerdo bien. Ella, la chica triste y un poco extraña que dibujaba caballos en clase. Es curioso pero casi la única imagen que recuerdo de ella es la de aquella tarde. El cadencioso chirrido de los columpios que iban y venían lánguidamente junto a su voz... sin prisa, sin nada más que hacer que dejarse llevar por aquel dulce vaivén que apenas rozaba el suelo, o el cielo.....
Vino a recogerla un coche lleno de gente. Un coche viejo y llamativo. Un rápido "tengo que irme" y quizá alguna palabra más que no recuerdo. Y es curioso pero ahí se corta mi recuerdo. Como un caballo medio salvaje que dejase de caminar de pronto, asustado ante algo que no puede imaginar siquiera. Sin saber por qué.
Muchos años después, muchos y diferentes, vi por la calle a S. una noche por casualidad, en una zona de bares. Nos cruzamos en la acera, solo un instante, como dos niños que se cruzan mientras se columpian.... Me costó reconocerla... me costó mucho reconocerla...
Alguien, alguna vez, había comentado algo sobre ella... sobre su vida, su mala y desgraciada vida. "De tal palo tal astilla" decían, comentaban, sabían... Yo no sabía o no quise saber, hasta esa noche...
Su ropa ajustada y llamativa resaltaba su delgadez casi esquelética. Su mirada perdida apenas era nada en su cara tan maquillada como demacrada. Mil años de atroz vaivén chirriaron en silencio cuando pasó junto a mí sin verme y desapareció calle abajo mientras yo miraba, vuelta la cabeza, detenido en seco por algo salvaje y terrorífico.
No sé por qué entonces recordé aquel coche y aquella gente. Y aquella tarde... Pensé también en la a veces paradójica crueldad del destino, capaz de convertir la inocente ilusión en unos caballos soñados por una niña en el espeluznante "caballo" que pisotearía su juventud y destruiría su futuro.
Tirando del hilo... no sé por qué, no sé... por qué al final de ese hilo estás tú, chica cándida y misteriosa, que dibujas caballos y te balanceas dulcemente junto a mí, un poco triste, un poco extraño, en esta lánguida tarde seducida por la lluvia.
Nostálgico, triste,...precioso. Y ampliando horizontes en el mundo del haibun. Un abrazo, compañero.
ResponderEliminarPrecioso Felix, me ha emocionado.
ResponderEliminarOye qué buenos tus dibujos
Un abrazo
Gracias _/\_
ResponderEliminarEn fin... se queda uno envuelto en un interminable balanceo, como el de ese columpio, como el balanceo de la propia vida...
ResponderEliminarConfieso que en ocasiones me he dicho que no te volvería a leer, que tienes una vena triste que duele... pero claro, publicas algo y se me olvida todo y me vuelvo a enganchar a tus relatos... y ya estoy esperando el próximo...
Un abrazo, amigo.
PD también mola un montón el haiku
Gracias gracias, sois muy amables.
ResponderEliminarSiento el dolor Albe. A veces me sale así, sin más, tan inevitable como la lluvia...
Un abrazo grande
muy bueno momiji. me atrapó la historia y como la desarrollaste.
ResponderEliminarun saludo