Después de ir a correos, y como hacía tan buen tiempo, en vez de volver a casa me he acercado a la bahía, me he sentado en un banco frente al mar, entre la sombra de un taray y el solecito, y con la parsimonia de quien desenvuelve un regalo he abierto el sobre...
Y sí, regalazo. Qué detalle. Mis poemas del premio El Vuelo del Samandar encuadernaditos, el libro de Jorge y los dibujos de Enrique Martínez, tarjetas, parabienes... Desde Cuba con amor...
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