Ella dormida sobre la arena. Ella en la placidez de esta tarde de domingo, ausente en el ritmo de su respiración. Ella junto a mí.
La tenue luz del atardecer en el mar, en el cielo. En nosotros.
Nada más. En este momento no hay nada más en el mundo.
El brillo de la arena que fluye entre mis dedos.
Aves marinas volando hacia el este.
bajamar...
se deshace en el sol poniente
la silueta de un perro
Somo, 7-10-2012
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