sin clases
salimos a la nieve
mi hermano y yo
Naturaleza humana, sutil y misteriosa... Todas aquellas cosas, tan blancas, que mis ojos nuevos contemplaban. Todas aquellas cosas que todavía sin nombre ya me conmovían. Todas aquellas cosas, momentos, de un mundo por estrenar y a las que ahora daría el nombre de haiku. Quizá...
¿En qué rincón de mi alma quedaron como nieve sin fundir, inmaculadas, aguardando su palabra? ¿Por qué de pronto escucho el eco de su voz, serena, como una nana en mitad de la noche?
Estas pequeñas palabras, luz misteriosa y sutil, con las que salgo a la nieve nueva, a estrenar el mundo una vez más.