Hoy ha sido día regalos. Cruzando el Pacífico, así me lo
magino J ,
ha llegado un hermoso abrazo en forma de diploma.
Si un abrazo, así o de cualquiera de sus mil formas, siempre
es un regalo, compartirlo con amigos es un premio de los buenos premios.
Tengo la inmensa suerte de conocer a la ganadora del primer
premio, mi querida casi hermana Mercedes
Pérez “Kotori”:
por el canalón
los pasitos de un pájaro…
sol de estío
Y también a dos de los ganadores del tercer premio. Mi amigo
e infatigable inventor de proyectos editoriales José Luis Andrés Cebrián:
Cumbres nevadas
en el retrovisor.
Vuelvo a casa
Y al compañero de
camino en el haiku y espero amigo por descubrir J
Jorge Ortiz:
Filas de hojas
rutas serpenteantes
van las hormigas
Pienso en el Pacífico y no puedo evitar recordar otro azul
inmenso. El haiku con el que mi amigo y maestro en el haiku auténtico, directo
como una flecha, ganó el tercer premio el año pasado. Manuel Díez Orzas, para
mí siempre Ryoma J
un cielo azul...
las golondrinas rehúyen
de la cometa
Y antes que él otros amigos que también transitaron los mismos
abrazos en el mismo camino. Lázaro Orihuela, amigo generoso, cálido como su
tierra cubana, con un primer premio hace dos años:
Liba el colibrí.
El olor de la lluvia
acrecentándose
Y de nuevo José Luis Andrés Cerbrián. Que aparte de amigo
fiel y creador incansable de proyectos editoriales veo que también es
incansable en lo de ganar premios. De nuevo
un tercer premio, esta vez hace dos años. Qué grande.
Almendro en flor
entre las viejas tumbas.
Olor a miel.
Qué suerte tengo. La verdad. Pienso un abrazo de tamaño
Pacífico. Tan azul, tan cristalino, como el cielo que refleja.
Gracias