La única monarca que se sostiene ligera sobre los dedos de una mano. La mejor preparada, la más humilde.
Con la belleza de quien no pretende ser otra cosa que sí misma. Sin
pretensión alguna. Con la elegancia cristalina de lo cotidiano. Ligera, apenas nada, libertad inasequible al desaliento. Abdicando de la tierra y sus pesadas palabras de tierra. Monarca del aire y el silencio.
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