En mitad de la anodina tarde de domingo llegó
ella. Directa al tejado junto a mi balcón. Foto con el móvil, zoom,
intento de macro... pero no, mi curiosidad pesa demasiado junto a esas
alas, yo y mi móvil somos torpes mamotretos ante esos colores. Voló.
Justo cuando se fue, aún con sol, comenzó a llover.