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さて、どちらへ行かう風がふく

bien... ¿a dónde ir...?
...el viento
sopla...


29 mayo 2007

Bstrm IV 蜉蝣 kagerou

La efímera, la efímera efímera que vuela apenas unas horas sobre las aguas mansas de los ríos claros. En su estado de ninfa viven escondidas entre los guijarros y la arena del lecho fluvial desde unas semanas hasta años según las especies. Pero cuando son adultas abandonan el mundo subacuático por el aéreo. Prescinden de boca y aparato digestivo y desarrollan largas alas transparentes. Vuelan, buscan pareja, se reproducen y mueren. Un solo amanecer, un solo atardecer. Todas las cosas una primera y única vez.

La efímera, la leve mosca de mayo que apenas es un torbellino de alas que arrastra el viento. Que apenas vive, que apenas muere.



Estos efemerópteros dan nombre incluso a un capítulo del Genji Monogatari. Hacia el final de la novela el príncipe Kaoru, aceptando por fin su destino, piensa en la desdichada Ukifune mientras recita:



Contemplo la efímera
posándose en mi mano…
Aquí está, me digo,
cuando ya no está.



“Esa es la realidad del mundo” añade Kaoru, tal vez la propia Murasaki.

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Que es efímera la dicha lo sabía bien mi cabeza. Bien lo explican los libros y los sabios, muchas veces lo repiten los viejos y las canciones. Con Ella lo aprendió mi corazón.
Hoy celebraríamos su cumpleaños. Otanjoubi omedetou.
Apenas alegre, apenas triste. Aquí, alejado de la claridad, sin años, sin...
Apenas contigo, apenas sin ti. Una vez y para siempre.
Qué breve fue nuestro vuelo, qué extraño nuestro atardecer. Mi corazón lo sabe bien, yo sé que fue real, aunque a veces me parece que tan sólo lo soñé.
Cuánto tiempo estuve esperándote. Cuántos años mi alma aguardó en las raíces del agua, escondida entre las piedras, enfriándose con ellas.
Cómo era el mundo antes de conocerte. Cuándo estuvimos juntos.
Hoy, en este atardecer de mayo, recuerdo aquel instante.
Contemplo ahora aquel momento sobre mi mano. Sin pronunciar palabra.
Siento dentro de mí un revoloteo. Como de alas delicadas, como de risa fugaz.
Aquí está, aquí…
Pero ya el viento arrastra las alas transparentes de lo que ya no está.
Kanashimi omedetou.